Parte uno:
Crueldad: lo intríncecamente humano
Como una imagen difusa, producto de los filtros sociales, hemos resuelto en ver a la crueldad enmarcada en un enfoque que niega en lo humano al humano mismo, anunciando su práctica en términos de bestialidad, enfermedad o locura. Como si la aceptación de la crueldad en el orden humano pusiera en peligro la idea misma de la naturaleza humana; como si intentando proteger la frágil columna que soporta la idea de supremacía de la especie, nos despojáramos de toda responsabilidad del ejercicio de la crueldad.
Si bien, al caer en éste juego enredoso que nos exime de cualquier vestigio de responsabilidad alguna, pasamos por alto el hecho de que: La crueldad es el placer derivado de la conciencia del sufrimiento del otro.
Al denominarla bestial, nos remitimos inmediatamente a la animalidad, a la acción por dictamen del impulso instintivo sin conciencia alguna y mucho menos libre albedrío.
…lo que hace pensar que los hombres se entregan a la crueldad en la medida en que no son verdaderamente hombres…
Pero el humano ha sido dotado de capacidad de decisión, lo cual supone rasgos de conciencia y juicio crítico, por lo cual el hombre es, bajo esta línea, el único ser en la tierra con la capacidad de ejercer la crueldad.
Yolliztli Ruiz
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Hace 5 años
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